jueves, 15 de junio de 2017

SINTOMAS

Primeros síntomas de la infección por VIH
En general, las personas que contraen la infección lucen y se sienten sanas durante mucho tiempo. Pueden transcurrir 10 años o más hasta que la infección por VIH manifiesta síntomas, e incluso mucho más tiempo en el caso de quienes toman medicamentos anti virales. Por eso, es fundamental realizarse pruebas de VIH periódicas, en especial si se practica sexo sin protección o se comparten agujas. Los tratamientos para la infección por VIH pueden ayudarte a mantenerte sano mucho más tiempo.

Las primeras 2 a 4 semanas después de contraer el VIH, puedes sentirte afiebrado y sentir dolor y malestar. Estos síntomas similares a los de la gripe son la primera reacción del cuerpo a la infección por el VIH. Durante esta etapa, hay una gran concentración del virus en el organismo, de modo que es fácil transmitirlo a otras personas. Los síntomas desaparecen tras unas semanas y habitualmente no vuelven a aparecer en años.

Una vez contraído el virus, este se puede transmitir a otros, se tengan o no síntomas o malestares.
Síntomas tardíos de la infección por VIH/SIDA


SINTOMAS TARDÍOS 
El VIH destruye las células del sistema inmunitario llamadas células CD4 o células T. Sin células CD4, al organismo se le hace muy difícil combatir las enfermedades. Esto aumenta las probabilidades de enfermarse

de gravedad debido a infecciones que normalmente no nos afectarían. Con el correr del tiempo, el daño que el VIH causa en el sistema inmunitario provoca el SIDA.

Una persona tiene SIDA cuando sufre infecciones raras (denominadas oportunistas) o algunos tipos de cáncer o tiene un recuento muy bajo de células CD4. En general, esto sucede alrededor de 10 años después de contraer el VIH y no recibir tratamiento. Con tratamiento, se puede demorar mucho la aparición del SIDA.

Las señales del SIDA incluyen lo siguiente:
Aftas (un revestimiento espeso y blanco en la lengua o la boca)

  • Dolor de garganta
  • Enfermedad pélvica inflamatoria crónica
  • Infecciones graves recurrentes
  • Cansancio persistente, mareos y aturdimiento
  • Dolores de cabeza
  • Pérdida brusca de peso
  • Formación de hematomas con más frecuencia de lo normal
  • Diarrea, fiebre, o sudores nocturnos durante mucho tiempo
  • Inflamación o rigidez de las glándulas de la garganta, las axilas o la ingle
  • Accesos de tos seca profunda
  • Sensación de falta de aire
  • Protuberancias violáceas en la piel o en la boca
  • Sangrado de la boca, la nariz, el ano o la vagina
  • Erupciones de la piel
Adormecimiento de las manos o los pies, pérdida del control sobre los músculos y los reflejos, incapacidad de movimiento y pérdida de fuerza muscular




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